Pina Bausch

danza-teatro

AUTOR: Norbert Servos


PINA BAUSH

danza-teatro

© Norbert Servos

© Sobre la presente edición: Ediciones Cumbres, 2017

© De las fotos interiores: Maarten Vanden Abeele

© De la foto de cubierta: Der Fensterputzer (El limpiador de ventanas), 

Andrey Berezine

© De la foto de cubierta posterior: Keuschheitslegende (La leyenda de la castidad), 

Regina Advento

EDICIONES CUMBRES 

[ BASTET ARTE Y CULTURA SL]

Paseo Ermita del Santo 40, Local 1 • 28011 Madrid

bastetarteycultura@gmail.com

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Traducción: Isabel de Pablos Martín

Diseño de catálogo: Carril Bustamante

Corrección ortotipográfica: Irene Muñoz Serrulla 

Dirección editorial: Mayda Bustamante

ISBN: 978-84-945766-9-0

Depósito legal: M-26287-2017

Impreso en ServicePoint

c/ Salcedo, 2. 28034 Madrid

 


RESEÑA AL LIBRO

Berlín, verano de 2017

Norbert Servos

 

Pina Bausch y su Tanztheater Wuppertal han entusiasmado al público de todo el mundo. En su «teatro de la experiencia», la danza ha dejado su brillo y hermosura para preguntarse por fin qué mueve al cuerpo en danza y por qué se mueve. En esta monografía, Norbert Servos se acerca con una gran sensibilidad a la coreógrafa más influyente de nuestra época, describiendo los diferentes trabajos de Pina Bausch a lo largo de 38 retratos de sus obras, analizando la manera de trabajar y el conocimiento que tenía de sí misma la gran artista. Dentro de la completa parte gráfica del libro, el fotógrafo Maarten Vanden Abeele muestra de manera extraordinaria su punto de vista con respecto al Tanztheater Wuppertal, así como la fuerza emocional y la franqueza física de sus extraordinarios intérpretes.  

 

«Al deshacerse de la fuerza de la literatura y, al mismo tiempo, haciendo más concreta la abstracción dancística, el Tanztheater Wuppertal hizo que la danza recobrara el conocimiento de sí misma —por primera vez en su historia—, la liberó de sus propios recursos».

PRÓLOGO

Han pasado casi cuarenta años desde que apareciera por primera vez un libro sobre Pina Bausch y el Tanztheater Wuppertal en la editorial especializada en ballet y teatro que cofundé por aquel entonces. Ahí estaba ese conjunto de teatro tan fuertemente controvertido en su propio país, en el umbral del éxito y el reconocimiento internacionales. En todo este tiempo no solo han enmudecido, casi por completo, las voces de sus detractores, sino que el concepto de danza-teatro se ha convertido en un término de enciclopedia. El modelo de Wuppertal ha logrado un teatro del mundo enormemente rico en formas y colores, atmósferas e imágenes en movimiento, en el que se deja hablar a las esperanzas, las penas, los anhelos y los miedos más básicos. Es comprensible más allá de sus fronteras, en todo el mundo, porque ha encontrado la clave para acoger las influencias culturales más diferentes y encontrar, tras esos matices y tonos tan distintos, lo que es común y lo que nos une de verdad. 

Con razón siempre insistía Pina Bausch en que su trabajo no podía criticarse basándose únicamente en la calidad de las coreografías. Su danza-teatro no es técnica, sino que materializa una determinada actitud ante el mundo, que consigue mirar a las personas y sus comportamientos con una honestidad y una precisión incorruptibles, sin juzgarlos. Muestra a los seres humanos como son y no como deberían ser. No fortalece ningún ideal al que haya que aspirar y no se declara en absoluto autoridad moral. Su continuo work in progress, desarrollado obra tras obra, se considera un continuo ensayo de la felicidad entre la prueba y el error, que incluso con los fracasos no pierde el buen humor. Se aferra, de forma inalterable, a la esperanza de que los derechos humanos prevalezcan mediante la felicidad y el amor; de que —solo pasando constantemente por toda una serie de errores y embrollos tragicómicos— se llegue a un lugar en el que se pueda estar con uno mismo y al mismo tiempo en el mundo entero, sin las penas de la desesperación y la soledad, sin las limitaciones convencionales y sin las contorsiones absurdas que conlleva la domesticación de uno mismo. 

Esta actitud está tan vigente ahora como hace más de cuarenta años, cuando el conjunto de teatro de Wuppertal comenzó su viaje de exploración junto a su coreógrafa. De hecho, las obras que Pina retomó continuamente junto a las nuevas creaciones no han perdido nada de su fuerza emocional ni de su inmediatez física; hablan el mismo lenguaje radical y están a favor de una orientación libre de ideologías. Establecen un modelo en el que el proceso de la evolución humana resulta un proceso continuo de individuación, del uno mismo, que está tan lejos de la autorrealización obsesionada con uno mismo como de la colectiva doctrina de la salvación.

El valor de un modelo así —en medio de los movimientos migratorios mundiales y los rechazos culturales— no puede infravalorarse. No solo demuestra que la danza posee una lengua propia para lo político y lo social. Establece, además, una orientación social que empieza en el individuo y establece una relación abierta y flexible con otras personas. Para ello, no requiere corsés ideológicos ni una dogmática obligatoriedad general. Necesita, tan solo, encontrar una constante imperturbabilidad que no se agote, que nos acerque a nuestros comportamientos diarios y que nos aleje a su vez de los otros. 

 

 


 

El hecho de que este importante trabajo de investigación sobre los anhelos del ser humano durante tanto tiempo vuelva a sacar a la luz nuevos hallazgos tan fascinantes como turbadores, confirma su extraordinaria importancia. Acompaña, siempre de vuelta, a los espectadores al punto de la creatividad inquebrantable, en el que el mundo puede volver a verse como nunca antes se había percibido y en el que es posible tomar decisiones (para mejor, en la medida de lo posible).

Este libro, concebido como una monografía, muestra la trayectoria del Tanztheater Wuppertal desde sus inicios hasta la muerte de Pina Bausch, en 2009. Junto a capítulos especiales dedicados a los medios artísticos y al trabajo con los actores, consta, en esencia, de una descripción de las obras por separado, siempre intentando examinar un aspecto concreto de ese trabajo, como el vestuario, el escenario, la música o el lenguaje. Cada descripción hace referencia al estreno de una obra que, normalmente, se ha modificado tras dicho estreno, si bien es cierto que su mensaje esencial se ha mantenido. En el libro se ha renunciado conscientemente a establecer valoraciones o a comparar unas obras con otras, especialmente por respeto a cada una de ellas, que (según sus propias escalas de valores) incluso en sus momentos más bajos sobresalen por encima de la media. 

El trabajo de Pina Bausch ha reformulado las preguntas fundamentales sobre la danza y los problemas elementales de la comunicación humana. Solo se la puede comprender en su conjunto, como una búsqueda continua —y ambigua en muchos aspectos— del principio de la nostalgia. En este sentido, este libro es un acercamiento a una labor a la que la danza tiene mucho que agradecer en su apertura más importante hacia la modernidad. 

Ya se sabe que nadie escribe un libro en solitario, sin apoyo. Por eso me gustaría agradecer aquí a todos los que han contribuido a crear este libro. Primeramente, debo agradecer a Pina Bausch la información que me proporcionó sobre su trabajo, así como su manera de ver el mundo, tanto en entrevistas como en varias conversaciones privadas. Aprendí mucho de nuestra amistad, que se desarrolló más allá de este libro. También agradezco a Ronald Kay sus consejos y explicaciones; con él mantuve largas discusiones sobre los textos. Además, durante mi investigación, conocí a Bénédicte Billiet, a Claudia Irman, a Marion Cito y a Matthias Schmiegeltauf, compañeros pacientes y amables en todo momento. Grigori Chakov puso a mi disposición —siempre que fue necesario— diferentes vídeos procedentes del amplio archivo del conjunto. Matthias Burkert me respondió a preguntas sobre música con una memoria enciclopédica y también me dio importantes consejos. A Urs Kaufmann le debo agradecer el cuidadoso análisis del manuscrito con una exactitud sobria —no exenta de bromas­—, y su inquebrantable sentido del humor. Y debo agradecer también a los numerosos miembros del conjunto por las conversaciones con vino y aperitivos. Han ayudado a confirmar el hecho de que, aunque un libro sea un trabajo difícil, puede ser al mismo tiempo un gran placer. 

Con este libro, concluye la descripción de las obras de Pina Bausch. Ha sido un gran regalo acompañar al Tanztheater Wuppertal en su trabajo durante tanto tiempo y, sobre todo, haber podido participar en tantos proyectos conjuntos con la propia Pina Bausch. 


© Ediciones Cumbres

EDITORIAL DEL GRUPO ESPECTÁCULOS Y EDICIONES S.L

MADRID- ESPAÑA