Volumen 1 (más de 500 pág. con ilustraciones y fotografías)
“Con las crónicas y artículos de Roger Salas no sólo tenemos en la mano unos textos rigurosos y fiables, sino verdaderas piezas de buena literatura”.
Alfio Agostini
Tras más de 29 años de trabajo continuado en la especialidad de la danza y el ballet en el diario EL PAÍS (con la sola pausa de su paso por Ministerio de Cultura y la revista EL GLOBO entre 1988 y 1992), Roger Salas, como crítico y cronista, ha sido un testigo ilustrado de los más importantes acontecimientos de la especialidad a nivel mundial, premiado y reconocido por la profesión del ballet en los más exigentes foros de actuación, desde la Bienal de Venecia al Teatro Mariinski de San Petersburgo o el Teatro alla Scala de Milán; sus conferencias han llegado hasta el Teatro Colón de Buenos Aires o el Museo Guggenheim de Nueva York. Calificado unánimemente como “el más importante y respetado crítico de ballet del idioma” (en palabras de Guillermo Cabrera Infante), Salas ha unido, en más de tres décadas de intensa labor, a la crónica y el estudio de danza su propio interés enciclopédico basado en una vasta cultura global y en la idea de dotar a la teoría coréutica de un marco lo más amplio posible, tratada siempre con cercanía y teniendo en cuenta al lector potencial. Este libro ( en dos volumenes), verdadero viaje pasional por la historia de la danza y sus protagonistas de ayer y de hoy, reúne los más variados textos en todas las ramas del arte de Terpsícore, desde ensayos comisionados por los grandes teatros europeos a las ya famosas series de su blog “Por Pies” (también en EL PAÍS), o a ensayos iniciáticos sobre la danza clásica española y la Escuela Bolera, tocando asuntos inéditos en la literatura de danza en lengua castellana. Eludiendo intencionalmente un índice cronológico, ha sido el propio autor quién estableció este fascinante recorrido de lectura, un viaje por escenarios, estudios, salas de ensayo y paisajes diversos donde ha ido fraguando la recensión de su propia experiencia, el poso insustituible del espectador enterado. Papelería sobre la danza (y el ballet) es el primero de una serie de tres libros del autor, verdadera trilogía donde podrá palparse tanto la actualidad como una visión moderna de la historia coréutica y sus figuras canónicas. El segundo libro, que aparecerá en invierno de este mismo año 2014, reunirá las entrevistas a las más relevantes personalidades de la danza en los siglos XX y XXI; una tercera entrega en la primavera de 2015, contendrá un selecto compendio de su casi inabarcable aparato crítico.
La dedicatoria real de este compendio de vieja y apasionada papelería sobre danza y ballet sería extensa y abarcaría muchos nombres, tanto de personalidades del ámbito profesional de la danza española, moderna y contemporánea como del ballet internacional, y desde luego, de amigos y colaboradores, que siempre me han estimulado a reunir los textos dispersos. Algunos están muertos, y a ellos citaré oportunamente, pues lo considero deber y no generosidad. A los vivos, mandaré este libro mismo como ratificación de verdadera amistad por encima de avatares y cuitas en el arte de Terpsícore. Como dijo el poeta clásico, la danza es tránsito.
En primer lugar, la dedicatoria es en memoria de mi madre, Zoila Pascual Díaz (1915-2007), que siempre se ocupó de guardar y mandarme cuanto recorte de prensa encontraba con una referencia al ballet, a su apoyo en todos los órdenes de la vida, y que mientras pudo, custodió celosamente mis escritos, fotografías y los escasos libros de ballet donde aprendí lo que puedo hoy usufructuar; ella tocaba al piano preludios y valses de Chopin que luego fueron para mí la partitura orquestada de Las sílfides; esa, su música, me acompaña siempre.
A mi colega y amigo Alfio Agostini, estudioso y crítico de ballet, director fundador de las revistas Balletto oggi y ballet2000, que muy tempranamente me brindó su amistad y confió en mis posibilidades profesionales (de su mano conocí y tuve acceso a Giampiero Tintore, que fuera director del Museo Teatrale alla Scala de Milán, que me abrió las puertas de aquellos tesoros y hasta me dejó palpar la partitura de La Sylphide de Rossini, algo que entonces no pasaba de ser una especulación musicológica). A lo largo de los años, a Alfio y a mí nos ha unido una productiva y estrecha complicidad. Juntos hemos iniciado proyectos que, algunos frustrados y otros llegados a buen puerto, se han convertido en rica experiencia y jugoso anecdotario.
No podemos decir que esto sea un tomo de ensayos en toda regla, aunque contenga estudios, algunos más enjundiosos que otros. No tiene esa pretensión. Se trata de papelería, y como toda “papelería”, es también circunstancia.
Se trata en realidad de una selección personal de entre una ingente selva de eso, papelería, lo que me planteó un estricto celo selectivo a la hora de reglar un índice, y he aquí el resultado, del cual soy en solitario único responsable. Lo quise así, que se entendiera como una visión personal de la danza y sus circunstancias objetivas en el estudio, en el intento del boceto teórico y en la apreciación como excepcionalidad de público. Estas maneras conllevan un riesgo, y lo asumo.
Partiendo de entender qué podía “interesar al lector interesado”, qué materiales tenían alguna vigencia y cuáles podrían ser útiles tanto al estudioso como al diletante, al balletómano o al practicante, corté salomónicamente por lo sano, eludí el juicio crítico como tal (esa materia escrita, ya hoy reunida, será objeto de otro libro específico sobre la crítica balletística como ciencia coréutica) y me escurrí del rigor cronológico, quizás en busca de amenidad y facilidades en la lectura.
Así las cosas, en este libro no hay prácticamente ningún material propiamente inédito, pero tampoco hay casi nada que hubiera publicado antes en libro de edición venal. En el caso de los estudios sobre danza y dado el magro panorama donde nos desenvolvemos (hay en España apenas una sola colección real dedicada a la danza y sus estudios, y salvo ésta, escasos volúmenes asociados casi siempre a ediciones musicales), todo lo que se haga es poco. Y esto vale tanto para el ballet académico (mal llamado de común clásico), la danza moderna y contemporánea o la danza española en todas sus variantes (desde el ballet flamenco a la tan injustamente olvidada Escuela Bolera).
La materia útil estaba “trafugada” en lo que he llamado intencionadamente “selva” de papelería. Y es que el ambiente de la danza es una selva en toda regla, con sus fieras, sus peligros, su exuberancia y sus aves deslumbrantes. Este libro será, quiere ser, dentro de la floresta, una modesta senda donde, lo puedo asegurar, hay mucho desvelo y muchas pesquisas y algún que otro hallazgo que deseo compartir con el lector, y donde hay poco lugar a lo definitivo.
Cuando se vuelve a leer lo escrito hace 15 o 20 años, el primer sentimiento es de horror, un tanto de desaliento y luego de rechazo. Tiene su lógica en el caso del “espectador ilustrado”, o del crítico, que acumula el visionado como patrimonio y bagaje, como culmen enciclopédico y finalmente como materia. Naturalmente, hoy no puedo estar de acuerdo con las consideraciones que esgrimía hace casi tres décadas sobre ciertos aspectos filológicos y estéticos del ballet, y es por eso que me ha parecido justo redactar una serie de notas a pie de página cuando me he visto en el error o la bisoñez; en otros casos, me he corregido la plana a mí mismo, con lo que hago llegar al lector aquello que se dice del producto “corregido y aumentado”, en este caso, para tranquilidad de ambos y de todos (y de paso, advertencia a los severos colegas críticos del sector); y esta corrección (que quiere ser exhaustiva) llega hasta los obituarios y sus dataciones.
La inclusión de los obituarios tiene un sentido documental que los justifica de pleno, pues en todos los casos, son producto de una compilación de fuentes muy diversas sobre un personaje determinado y su bio-bibliografía, lo que nunca se encontraría reunido en la voz de una enciclopedia. Por otra parte, no hay en castellano un solo diccionario enciclopédico de la danza actualizado a nuestros días (amén de algunos intentos de internet), y en tal caso, estas voces referenciales siempre pueden ser un complemento al interesado.
A manera de anuncio o primicia, alerto al lector que éste es el primero de una serie de tres libros sobre danza (verdadera trilogía) que aparecerán entre 2014 y 2015; aquí, en el primero, es donde concentro la exploración y los estudios de repertorio. El segundo reunirá entrevistas con personalidades del siglo xx relativas tanto al ballet como a las expresiones modernas y un triste pero necesario capítulo con las necrológicas y obituarios que he escrito en mis 30 años de trabajo en esta especialidad tanto en periódicos como en revistas y de los que aquí adelanto una selección que se entronca con los estudios. El tercero, se ceñirá a mis 30 años de trabajo como crítico de danza y ballet, básicamente en el diario el país. En los tres casos, aplico ya el mismo criterio de selección, discriminando lo que no tiene por qué ser atendido ni a la sazón, revisitado.
Tras unos años de pasajera euforia, la crítica de danza ha prácticamente desaparecido hoy otra vez de los diarios españoles y europeos (aunque personalmente no tengo quejas en este aspecto); sólo esporádicamente y en espacios míseros que son migajas se ven escritos valorativos de la especialidad. La justificación no puede estar en que tengamos menos danza como tal, porque no es verdad y lo del precio del papel con sus consecuencias editoriales, siendo real, no es de recibo si hablamos de cultura. Tampoco sobreviven en España revistas serias e independientes de ballet. Ambas cosas merecerían una reflexión. Mi primera respuesta vital es este libro. Y a manera de “prólogo en materia”, incluyo a continuación un texto que se inspira directamente en el estilo del genial y muy admirado por mí, el periodista Will Cuppy, donde todo lo que se dice es en estricto verdad, pero lo verdadero no elude entonces lo mordaz sin abandonar una cierta elegancia, una lección que aprendí hace mucho.
En Madrid, primavera de 2014.