MEMORIA
DE UN
UMBRAL FELIZ
Pedro Simón Martínez
© Sobre la presente edición: Ediciones Huso, 2025
© Imagen de cubierta: Foto de Tonatiuh Gutiérrez, camino de Guanajuato, en México.
© Imagen de cubierta posterior: Alicia Alonso y Pedro Simón.
En Montevideo, Uruguay
Todas las imágenes que aparecen en esta edición provienen de los archivos del Museo Nacional de la Danza y de la colección personal de Alicia Alonso y Pedro Simón.
Coordinador: José Ramón Neyra
EDICIONES CUMBRES
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ISBN: 978-84-124628-6-9
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La unión amorosa entre Alicia Alonso y Pedro Simón, se realizó en una Notaría de la Habana Vieja el 5 de agosto de 1975.
Fue un umbral que condujo a la pareja a la felicidad, además de que para muchos aportó beneficios culturales dentro de la trayectoria profesional de ambos contrayentes.
El acto legal se produjo ante la notaria Marta Trujillo Cabrera, y una de sus testigos fue la Dra. Isolina de Aragón, médico personal de Alicia Alonso durante varios años.
Ahora estamos ante los 50 años desde la fecha del acta matrimonial, que el destino quiso que solo compartieran 44 de feliz unión, y del amoroso recuerdo por toda la vida que le corresponde al que aún sobrevive hasta nuestros días, Pedro Simón.
El presente libro solo pretende ser una «memorabilia», un recuerdo testimonial para quienes tuvieron el privilegio de estar cerca de esa afortunada relación, o quieran acercarse con respeto a las imágenes de dicha que protagonizaron.
La editorial
ALONSO
Prima Ballerina Assoluta, coreógrafa, maestra, fundadora y directora del Ballet Nacional de Cuba.
Alicia Alonso es una personalidad relevante en la historia de la danza escénica y constituye la figura cimera del ballet clásico en el ámbito iberoamericano. El arte de esta legendaria bailarina ha sido aclamado por los públicos y la crítica especializada desde hace más de siete décadas, y su nombre se inscribe en las crónicas de los escenarios más prestigiosos, en los Estados Unidos, Europa, Hispanoamérica, y varios países asiáticos. El ilimitado espectro de su arte le ha valido a la Alonso el rango de Prima Ballerina Assoluta, categoría que históricamente ostentan pocas artistas de la danza, y que en la tradición del baile clásico define las más altas cualidades estilísticas, expresivas y técnicas en el ejercicio de este arte. Como Directora y figura principal del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso fue inspiración y guía para la formación de varias generaciones de bailarines cubanos, con un estilo propio que ha conquistado un lugar destacado en el ballet internacional.
Alicia Alonso nació en La Habana el 21 de diciembre de 1920 y falleció en esa ciudad el 17 de octubre de 2019. Inició sus estudios de ballet en 1931, en la Escuela de Ballet de la Sociedad Pro-Arte Musical de La Habana. Luego se trasladó a los Estados Unidos y continuó su formación con Enrico Zanfretta, Alexandra Fedórova y otros profesores eminentes de la School of American Ballet. Su actividad profesional comenzó en 1938, en Broadway, en las comedias musicales Great Lady y Stars in your eyes. Un año más tarde ingresó al American Ballet Caravan, antecedente del actual New York City Ballet. Se incorporó al Ballet Theatre of New York (más tarde American Ballet Theater), en 1940, año de su fundación. A partir de este momento comenzó una brillante etapa de su arrera, como intérprete suprema de las grandes obras del repertorio romántico y clásico. En esta etapa trabajó, además, junto a Mijaíl Fokin, George Balanchine, Léonide Massine, Bronislava Nijinska, Antony Tudor, Jerome Robbins y Agnes de Mille, entre otras significativas personalidades de la coreografía moderna del siglo XX. Fue la intérprete principal en el estreno mundial de obras emblemáticas como Undertow, Fall River Legend y Theme and Variations. En calidad de figura del American Ballet Theatre, actuó en Europa y América con el rango de prima ballerina.
La labor de Alicia Alonso trasciende los horizontes de una gran estrella internacional de la escena para adentrarse con ribetes de excepción en el campo de la promoción cultural, la coreografía y la pedagogía. En lo concerniente a su trabajo fundacional hay que mencionar la creación, en 1948, del Ballet Nacional de Cuba, una de las compañías de ballet clásico más importantes a escala internacional —considerada por muchos como su gran obra—, a pesar de proceder de un país que hasta entonces carecía de tradición en la danza clásica. Alicia Alonso, además de dirigir dicha compañía, ha constituido por derecho propio su primerísima figura. A partir de esta etapa, sus actividades se compartieron entre el American Ballet Theatre, los Ballets Rusos de Montecarlo y su propio conjunto, que mantuvo con muy escaso o ningún respaldo oficial hasta que el Gobierno Revolucionario de Cuba le ofreció apoyo.
Sus versiones coreográficas de los grandes clásicos son célebres internacionalmente, y se han bailado por otras importantes compañías como los Ballets de la Ópera de París (Giselle, Grand Pas de Quatre, La bella durmiente del bosque); de la Ópera de Viena y el San Carlo de Nápoles (Giselle); de la Ópera de Praga (La fille mal gardée); del Teatro alla Scala de Milán (La bella durmiente del bosque) y el Real Ballet Danés (Don Quijote). Eminente figura de la vida cultural, Alicia Alonso ha sido investida con el grado de Doctor Honoris Causa por varias universidades cubanas y extranjeras, como la Universidad de La Habana, la Universidad de las Artes de Cuba, la Universidad Politécnica de Valencia, de España, y la Universidad de Guadalajara, en México. En 1982, el estado mexicano le confirió la Orden “El Águila Azteca”. En 1993, se le otorgó la Encomienda de la Orden Isabel la Católica, que adjudica el Rey de España. Ese mismo año surgió una Cátedra de Danza con su nombre en la Universidad Complutense, de Madrid. Más tarde, creó la Fundación de la Danza que lleva su nombre, y el Instituto Superior de la Danza Alicia Alonso adscripto a la Universidad Rey Juan Carlos, Madrid. En 1996, el Ateneo Científico, Artístico y Literario de Madrid, le rindió un homenaje público. También fue designada Miembro de Honor de la Asociación de Directores de Escena de España (ADE). En 1998, fue distinguida con la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, y el Consejo de Estado cubano la condecoró con el título de Heroína Nacional del Trabajo de la República de Cuba. En el año 2000, recibió el Premio Benois de la Danza, por sus aportes artísticos de toda una vida, y le fue conferida la Orden José Martí, máxima condecoración que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba. En 2002, fue nombrada Embajadora de la República de Cuba, por el Ministerio de Relaciones Exteriores de su país; y fue investida en París como Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO. La República Francesa le impuso la Orden de las Artes y las Letras, en el Grado de Comendador, y el Presidente de ese país le confirió el grado de oficial de la Legión de Honor. Recibió en Cannes el Premio Irene Lidova por toda su carrera artística. En el 2010, con motivo de su cumpleaños 90, recibió múltiples homenajes en Estados Unidos (Metropolitan Opera House, Nueva York), Inglaterra (Covent Garden, Londres), Rusia (Teatro Bolshoi, Moscú), Francia, España, Canadá, y Cuba, donde el Ministerio de Cultura proclamó que ese año estaría dedicado a rendir tributo a la artista. En España, una calle madrileña fue bautizada con su nombre. En 2012, recibió el Premio ALBA de las Artes, que otorga la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), mediante su Proyecto Grannacional ALBA Cultural, en reconocimiento a la obra de toda la vida. En 2015, el Consejo de Estado de la República de Cuba decidió que el Gran Teatro de La Habana, fuera denominado Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, en merecido y justo homenaje a la obra de la artista. En 2019, el Instituto Latino de la Música, con sede en México, le otorgo la Condición de Estrella del Siglo.
“La existencia triunfante de Alicia Alonso y del Ballet Nacional de Cuba —ha opinado la escritora cubana Nancy Morejón— devolvió a Latinoamérica la confianza de que en el ballet, ya sea clásico, neo-clásico o moderno, ¡sí se puede!, que las posibilidades culturales de nuestros pueblos no pueden ser restringidas.”